lunes, 17 de agosto de 2009

LOS PROBLEMAS Y RIESGOS DE LA COOPERACION MILITAR NORTEAMERICANA EN EL PERU.


Por Ricardo Soberón Garrido[1]


Mientras un sector de la prensa peruana ha venido sosteniendo denuncias por el establecimiento de una base militar por parte del Comando Sur en algún lugar del territorio peruano, el gobierno del Presidente García ha venido rechazando tal versión. Esto fue aprovechado por el Presidente boliviano Evo Morales, para hacer la misma denuncia, lo que ha llevado al deterioro de las relaciones con Bolivia[2]. Este incidente constituye una evidencia más del nivel de oposición, polarización y antagonismo que se vive en la región andina, en desmedro de la CAN y otras formas institucionales de carácter regional, particularmente en relación a la seguridad y la defensa.

Lo cierto es que el convenio con el Ecuador –para el uso de la Base de Manta con fines de interdicción antinarcóticos- llega a su fin en el 2009, no va a ser renovado por decisión del gobierno del Presidente Correa. Por lo tanto, el Comando Sur de los EE.UU requiere encontrar un reemplazo para continuar sus esfuerzos de interceptación e interdicción en aguas del Pacífico. El momento es más que propicio, por las circunstancias que Colombia -con el apoyo tecnológico de EE.UU- viene golpeando seriamente la infraestructura de las FARC, como lo acreditan los hechos ocurridos en territorio ecuatoriano el 1 de Marzo, con la muerte de Raúl Reyes y la posterior liberación el 3 de julio, de Ingrid Betancourt, así como otros 14 rehenes.

Por la parte peruana, debemos decir que no hay una historia importante de relaciones entre las FF.AA con los EE.UU, salvo la Marina de Guerra. Nuestra estructura castrense, es predominantemente propia del período soviético (armamento, doctrina). Sin embargo, desde la llegada al poder del presidente Alan García, en su segunda versión, esto parece llegar a su fin. El hecho que el Comando Conjunto esté en manos de oficiales la Marina (Aste Duffo, y el Comandante general de la Marina Carlos Gamarra Elías), así como el origen institucional del propio Vicepresidente y congresista Luis Giampietri, nos ha venido acercando peligrosamente a la doctrina, visión e intereses de los EE.UU en la región andino amazónica.

Pero por otro lado existe un problema no resuelto entre la Armada y el Ejército peruano, como consecuencia de esta nueva posición inédita de poder que adquiere la Marina. De hecho, se ha producido un impasse entre los oficiales navales de escritorio que desde Lima, diseñan los proyectos de ley y las propuestas legislativas (reglas de enfrentamiento y uso de armas de fuego, elaboración del “Plan VRAE”, “Plan Putumayo”, etc), desde el Comando Conjunto, con las unidades operativas del Ejército, a lo largo y ancho del territorio nacional (VRAE, Alto Huallaga). Es el caso del reciente ataque en el VRAE a pelotón de la Marina (26 de junio), con el resultado de una baja en la Marina, por la previa confiscación de droga por parte del Ejército. El temor a las responsabilidades por violaciones a los DDHH, están siempre presentes entre los que diseñan y los que operan en el terreno.

Además de compartir intereses comerciales (la suscripción e implementación del TLC, la estabilidad y la defensa de la inversión privada) y de lucha contra las drogas basadas en la erradicación de cultivos e interdicción policial, los hechos demuestran que se ha producido un efectivo acercamiento entre los Presidentes García y Bush, al comienzo y al final de sus administraciones, respectivamente.

Pero hay otro factor, de carácter geopolítico que constituye de interés para el Comando Sur. Se trata del Trapecio Amazónico entre Leticia, Tabatinga y Santa Rosa, la frontera trinacional, y los 1,600 kilómetros de frontera fluvial a lo largo del río Putumayo constituyen un interés estratégico para el Comando Sur (retaguardia de las FARC, operaciones antidrogas en ambos países[3], detección de movimientos en el Hemisferio Occidental). Por lo tanto, los gobiernos de Perú y Colombia (después de una larga historia de distanciamiento y ausencias)[4], por osmosis, comparten aliados, intereses y comportamientos en asuntos policiales y militares. Esto puede significar el progresivo involucramiento peruano en el proceso de “regionalización” del conflicto armado (teoría del martillo y el yunque). Como muestra de ello, el próximo 20 de Julio se realizará una cumbre presidencial trinacional en la ciudad de Leticia.

La realización de nuevos ejercicios entre el Comando Sur y las FF. AA del Perú, tales como UNITAS, PANAMAX, “Nuevos Horizontes”, así como el uso intensivo de establecimientos policiales y militares en Palmapampa (VRAE), Santa Lucía (San Martín), Ucayali, Nanay (Loreto), la realización de los ejercicios “Halcón Cóndor” (2007), han sido acompañados de una evidente flexibilización en la autorización del ingreso de tropas extranjeras al Perú.

Anteriormente, por mandato constitucional era una facultad del Congreso (art.102.8). Ahora a través de las leyes 27856 28899, respectivamente, se ha convertido en una decisión del Ministro de Defensa, con lo cual las posibilidades de un control político efectivo, de las condiciones y requerimientos de misiones militares extranjeras en el país, han sido seriamente disminuidas.

Tal como lo demuestra el avance tecnológico militar del siglo XXI, ya no son necesarias las grandes unidades ni establecimientos militares, como se conocían en el pasado. Ahora, se requieren pequeñas plataformas – del tipo de las FOL, Forward Operacional Locations- con capacidad para recepcionar las unidades aéreas y navales que desde Florida o Puerto Rico, puedan desarrollar acciones de inteligencia, recojo de información, ubicación de blancos y monitoreo de acontecimientos de interés para los EE.UU.

En tal sentido y a modo de conclusión, debemos anotar que la cooperación militar entre los países, no es mala per se. El problema es cuando esta se desarrolla de manera asimétrica desproporcionada y faltando el respeto a principios reconocidos por el derecho internacional (soberanía, no injerencia, reciprocidad). Este parece ser el caso de la cooperación entre el Perú y los EE.UU, que se diseña, planifica y define sin participación de los actores políticos y sociales concernidos, generando un conjunto de distorsiones a nivel doméstico:

i) Crecientes problemas entre la Marina y el Ejército (este ultimo se encuentra distanciado a nivel de oficialidad jóven y soldados de tropa, de las posiciones pro norteamericanas).
ii) No interés del Ejército en participar en acciones de interdicción en drogas (VRAE) o criminalizacion de protesta social.
iii) La CGTP ha incluido el tema de las bases militares en su plataforma de convocatoria al Paro Nacional del 9 de Julio .
[1] Analista internacional, del Trasnational Institute de Holanda (TNI)
[2] Sobre reacción del Gobierno, declaraciones muy duras del presidente García, llamada de consultas al Embajador en La Paz, voto en contra de Bolivia en la CAN contra proceso de flexibilización de legislación comunitaria en materia de propiedad intelectual (Decisión 486)
[3] Reconocimiento de la importancia del corredor fluvial del Caquetá, Putumayo y Amazonas para la salida de la cocaína con destino a Manaos y Africa Occidental, y de allí a Europa.
[4] Breve conflicto en 1932 que determinó la presencia definitiva de Colombia en el río Amazonas

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