EL INGRESO DE TROPAS Y BUQUES DE LA IV FLOTA, EN EL VRAE Y EL MAR DE GRAU.
Ricardo Soberón[1]
No ha sido suficiente que estemos a pocos días que culmine la administración más perjudicial para la humanidad y los intereses de EE.UU, me refiero la del presidente Bush. Tampoco, que en los últimos años, sucesivos Congresos peruanos hayan flexibilizado el régimen de ingreso de militares extranjero –Ley 27856-, violando el mandato constitucional que ordena la previa autorización legislativa, como ocurrió con los ejercicios “Nuevos Horizontes” o “Halcón Cóndor”, en el 2007 y el 2008.
Ahora, la mayoría apro-fujimorista pone en agenda la Resolución 02960 que amplia las facilidades al personal militar norteamericano, particularmente a las unidades de la IV Flota, creada en julio del 2008, bajo el mando del Vicealmirante Joseph Kenan, con sede en Mayport, Florida. No se trata de una autorización caso por caso, sino que incluye el Programa de Actividades Operacionales de las FFAA durante todo el 2009: entrenamientos de campo, apoyo informativo en Tingo María, Pichari, Piura e Iquitos. Lo más grave de la Resolución, es que se autoriza el ingreso de buques de guerra tales como las fragatas misileras “Rodney Davis”, “Simpson” “Underwood”, “Samuel Roberts”, “Gary”. “Ford”, “Mc Inerney”, “Jarret”, “Kauffman”, “Doyle”, “Vandergift”, “Carr”, “Howes” y un crucero como el “Ticonderoga” ¿Qué significa este desfile de hasta 14 unidades de combate norteamericanos en Callao y Salaverry? La verdad es que se trata de un apostadero para todas las operaciones que realice la IV Flota en América del Sur, a lo largo del 2009, en el marco de la Estrategia Marítima de EE.UU en América del Sur. El objetivo no solo es la interdicción de drogas, de migrantes, sino también el mostrar que las aguas del Pacífico son parte de los intereses vitales (40% del comercio norteamericano y 50% de las importaciones de petróleo discurren por aguas de América del Sur), a contrapelo de la presencia de China y Rusia. Además, cobra importancia estratégica, los importantes pozos petroleros descubiertos por PETROBRAS en Brasil.
La Resolución aludida, violenta el propio artículo 102.8 de la Constitución que requiere el consentimiento legislativo para el “ingreso de tropas extranjeras en el territorio de la República, siempre que no afecten, en forma alguna, la soberanía nacional”. La verdad es que si la afectan y la historia lo dice. Hay muchas experiencias de ingreso de tropas extranjeras que violan la soberanía nacional: el Hércules que fue obligado a aterrizar en los años 80, la realización de acciones de inteligencia humana al margen de los permisos anteriores (las operaciones “humanitarias” realizadas en el VRAE), la absoluta falta de equilibrio y sintonía entre la cooperación que brindan y la que nuestras FF.AA en verdad requieren; la enormidad del fracaso de la Guerra antidrogas, con todos sus componentes (erradicación, interdicción, control biológico).
Ahora bien, si relacionamos esta resolución con la reciente decisión de declarar región militar autónoma al VRAE, estamos en posición de señalar que l oque desea el Gobierno del Presidente García, es tener carta abierta en dicha región para aplicar las directivas, procedimientos y planes que el Comando Sur tiene para una de las regiones más complejas del Hemisferio. Parte de las operaciones terrestres que se plantean en la Resolución aludida, serán hechas en Pichari en el corazón del VRAE.
Otro aspecto grave, es la aceptación de realización de operaciones militares combinadas, es decir el ejercicio PeruCol II en el mes de julio del 2009, lo cual confirma que entre los presidentes García y Uribe, existe una comunidad de intereses en el marco del Plan Colombia, que contempla el mantenimiento de Puestos de Operación Avanzada (Aruba, Curazao, Salvador) y el despliegue de fuerzas terrestres norteamericana (incluyendo mercenarios) en Colombia como países vecinos. Una cosa es el control soberano de nuestras fronteras fluviales, pero otra muy distinta es avalar, por ejemplo, que el control de la frontera peruana esté en manos del Comando Sur.
[1] Analista en Políticas Internacional del TNI, rsoberon@tni.org
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